Cuando en una citología o colposcopia detectamos una alteración celular en el cuello uterino, muchas pacientes sienten incertidumbre. En particular, la denominada Neoplasia intraepitelial cervical grado 1 (CIN 1) —también conocida como lesión escamosa intraepitelial de bajo grado (LSIL)— representa una alteración leve del epitelio cervical que, en muchos casos, remite espontáneamente.
Sin embargo, en determinados casos se recomienda un tratamiento conservador, como la crioterapia, para reducir riesgos, acelerar la curación y asegurar un seguimiento adecuado.
¿Qué es la crioterapia cervical?
La crioterapia es una técnica mediante la cual una pistola de criosonda se aplica sobre la superficie del cuello uterino para congelar y destruir el tejido alterado.
Se realiza en consulta, sin necesidad de anestesia, y con mínimas molestias.
Por qué puede ser una opción:
En lesiones de bajo grado (CIN 1) que persisten, o en situaciones clínicas que aconsejan eliminación del foco.
Cuando se desea proteger la función reproductiva y evitar procedimientos más invasivos.
Cuando el seguimiento es fiable y la paciente está informada.
Indicaciones y selección de pacientes
En el contexto de la displasia cervical el grado 1 se caracteriza por alteraciones limitadas (un tercio del epitelio) y bajo riesgo de progresión, aunque no es nula.
Por tanto, la crioterapia es adecuada cuando:
La colposcopia y la biopsia confirman que la lesión está bien localizada, sin sospecha de invasión.
La paciente coopera con el seguimiento y comprende la naturaleza del proceso.
La lesión no es extensa ni afecta el canal endocervical profundo (lo que podría requerir conización).
La paciente desea preservar fertilidad y se opta por una estrategia conservadora.
Cómo se realiza el procedimiento
El protocolo habitual es:
En consulta ginecológica, se introduce un espéculo para visualizar el cuello uterino.
Se coloca la criosonda del tamaño y forma adecuada sobre el área lesionada de modo que contacte correctamente con la superficie.
Se aplica el gas refrigerante (nitrógeno líquido o similar) para congelar el tejido durante unos minutos.
Finalizado el procedimiento, la paciente permanece unos minutos en observación y puede reiniciar muchas de sus actividades tras ello. Solo se realiza una sesión.
Ventajas y eficacia
Las ventajas de la crioterapia en este escenario incluyen:
Técnica mínimamente invasiva, que se puede realizar en consulta.
Conservación de la función cervical y menor impacto en fertilidad frente a otros tratamientos más agresivos.
Buena tasa de éxito en CIN 1: por ejemplo, en un estudio clásico la negativización fue ~81 % en CIN 1 tras criocoagulación.
Menor coste y menor tiempo de recuperación.
Cuidados posteriores y seguimiento
Después del tratamiento es importante:
Evitar relaciones sexuales, tampones, duchas vaginales profundas durante 2-3 semanas para prevenir infecciones.
Esperar un flujo acuoso o “desprendimiento” del tejido tratado durante 1-2 semanas.
Realizar citología de control (y/o prueba de VPH, colposcopia) a los 6-12 meses para asegurar que la lesión se ha resuelto.
Mantener cribado ginecológico habitual y vacunación del Virus del Papiloma Humano (VPH) si procede.
En Clínica Camelias, abordamos las displasias cervicales con un enfoque personalizado, centrado en la paciente, su fertilidad, su tranquilidad y la evidencia. Si te han diagnosticado CIN 1 y estás valorando opciones, la crioterapia puede ser una alternativa eficaz y menos invasiva que merece ser discutida. No dudes en consultarnos y que revisemos juntas tu caso, tus deseos reproductivos y tu plan de seguimiento.